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Paula Arango - Juan Pablo Gaitán

Una buena poda...





Un tiempo para explorar en nosotros, encontrar y extraer lo que nos impide fluir, crecer en armonía y mostrar nuestra real belleza, y para sembrar y regar en nuestro interior las semillas y plantas que alimentan el alma propia y de los demás.


Salí a “jardinear” (a limpiar las llamas que son unas flores de tallos y hojas largas) y mi técnica fue evolucionando, primero observaba las plantas desde arriba y desde ahí jalaba sus hojas con mucha dificultad, en algunos casos me dolía porque era como envolver una cuerda en la mano y con mucha fuerza tensar, cuando empecé a sentir un punzón en mi espalda por la posición, decidí sentarme y al final terminé jardineado acostada, muuuyyyy cómoda.


Si quitaba las hojas y los tallos secos desde la parte más cercana a la tierra, con amor, salían más fácil, también me di cuenta, que cada vez veía más hojas y tallos secos, comprobé la frase de Goethe “solo vemos lo que conocemos” y aunque al principio pensé que iba a acabar rápido, al final quedó trabajo por hacer.


Empecé a disfrutarlo y mi mente tuvo espacio para hacer analogías, busque mis hojas secas, lo que debo sacar para estar mejor, le daba vuelta a lo que me aleja de otros y me resta amor, y al final, conectando conversaciones que he tenido con personas muy valiosas durante esta semana, concluí que el ego y el juicio son parte de esa maleza que a veces regaba como si fueran la planta que debía cuidar.


Sentí esta vivencia como un taller personal que me cargó de energía, como cuando facilito un taller a grupos, pero esta vez fue para mí. Convertí una experiencia en una analogía para explorar en mí y hacer conciencia y lo disfruté. Conecté después con algo muy valioso que Pilar Vallejo dijo: “es momento de dejar huella en el alma de alguien cada día”, y ahí vino a mi mente “el plan”.


Mi plan, escribirlo e invitar a otros a elegir una experiencia cotidiana, conectarla con su realidad encontrando semejanzas que le permitan extraer un aprendizaje, conocerse más, “ver lo que aún no han visto” y elegir actuar y compartir su analogía con otros para dejar enseñanzas, tocar conciencias, acompañar con historias, e incluso, dejar huella en el alma de alguien más.

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